Este blog comenzó a finales de septiembre de 2007, hoy hace tres meses. Nació gracias al empujoncito de BCD y a la sutil sugerencia de MMP. Debido a diferentes avatares estas personas me conocen a fondo. A BCD le he tocado en la tómbola de la vida y, aunque no pudo elegirme, ha crecido a mi lado y yo he madurado al suyo, con todo lo que esto ha supuesto para ambos... A MMP lo he encontrado en la lucha por la vida. Cada uno, desde su perspectiva, aportó su granito de arena.
Durante este tiempo, el blog ha crecido y yo he aprendido con todo lo que me habéis aportado. Yo, a pesar de los ánimos de JC, sigo pensando que no transmito casi nada aunque, en principio, la idea fue compartir todo lo que pensaba, denunciar lo que en los juzgados no admiten, mostrar mis deseos de justicia y libertad, etc., etc. De vez en cuando, me desinflaba, el contenido del blog se entremezclaban, los temas se agolpaban, pero siempre estaban ahí Gallo Rojo, Umar, JC, Marisa, Jorge y los demás –disculpad que no os nombre- con sus aportaciones y sabiduría.
Ante el deseo de expresarme y la sensación de impotencia para hacerlo, he recurrido con frecuencia a la música y a utilizar la palabras de quienes luchan sin “barreras” y saben hacer lo que yo todavía no sé si puedo. En verdad este blog no fue producto de la reflexión sino más del deseo de utilizar lo que aún creía que me quedaba (La palabra). Por esto, una vez más dejo que hable Blas de Otero:
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
Finalmente, una confesión y una explicación:
Aparecer y desaparecer no es lo “políticamente correcto” en el mundo de la blogesfera. Lo sé porque me lo habéis enseñado con las palabras que me regaláis. También he aprendido que lo “normal” es comentar lo que se lee, responder a los comentarios, escribir en otros blogs, corresponder.... Mis disculpas por no hacerlo. Una vez más puede que no esté a la altura.
Por naturaleza, además de rebelde, soy poco disciplinada, nada disciplinada. Es más, dicen quienes me parieron que nací protestona, crecí díscola y soy inconformista. No digo esto para excusar mi escasa participación ni para justificar mis apariciones intermitentes; pero sí os debo una explicación.
Durante este tiempo, el blog ha crecido y yo he aprendido con todo lo que me habéis aportado. Yo, a pesar de los ánimos de JC, sigo pensando que no transmito casi nada aunque, en principio, la idea fue compartir todo lo que pensaba, denunciar lo que en los juzgados no admiten, mostrar mis deseos de justicia y libertad, etc., etc. De vez en cuando, me desinflaba, el contenido del blog se entremezclaban, los temas se agolpaban, pero siempre estaban ahí Gallo Rojo, Umar, JC, Marisa, Jorge y los demás –disculpad que no os nombre- con sus aportaciones y sabiduría.
Ante el deseo de expresarme y la sensación de impotencia para hacerlo, he recurrido con frecuencia a la música y a utilizar la palabras de quienes luchan sin “barreras” y saben hacer lo que yo todavía no sé si puedo. En verdad este blog no fue producto de la reflexión sino más del deseo de utilizar lo que aún creía que me quedaba (La palabra). Por esto, una vez más dejo que hable Blas de Otero:
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
Finalmente, una confesión y una explicación:
Aparecer y desaparecer no es lo “políticamente correcto” en el mundo de la blogesfera. Lo sé porque me lo habéis enseñado con las palabras que me regaláis. También he aprendido que lo “normal” es comentar lo que se lee, responder a los comentarios, escribir en otros blogs, corresponder.... Mis disculpas por no hacerlo. Una vez más puede que no esté a la altura.
Por naturaleza, además de rebelde, soy poco disciplinada, nada disciplinada. Es más, dicen quienes me parieron que nací protestona, crecí díscola y soy inconformista. No digo esto para excusar mi escasa participación ni para justificar mis apariciones intermitentes; pero sí os debo una explicación.