18 jun 2009

Objetivo del acosador laboral: "Que se aburra y que se vaya"


No basta con denunciar el acoso moral en el trabajo, hay que demostrarlo. María Rodriguez Lo explica así:
¿Cómo se debe sentir una persona que tiene un puesto de trabajo desde hace veinte años por el que ha dado todo y con el que se ha sentido identificada y totalmente involucrada y desde hace algún tiempo está sufriendo acoso laboral para que se canse y se aburra hasta límites insospechados y que no le quede otra opción que renunciar a ese bien tan preciado? He podido comprobar en propias carnes que el acoso al que someten a una persona tiene como objetivo despojarla de algo que para un ser humano es sagrado y vital para su existencia.
Nos quieren arrebatar la dignidad que cada uno tiene, hacernos sentir nuestros miedos más primitivos, más instintivos y que nos convierten en simples animales acorralados cual servatillos que corren despavoridos.
Así mismo me he sentido yo en estos últimos años, nada me ha diferenciado de una presa que siente que le estalla el pecho ante el miedo de la presencia del lobo ó depredador de turno. Llegué a perder mi capacidad de razonar y discernir mis actos y sus consecuencias y solo respondía a estímulos externos que al tiempo he descubierto estaban programados y con una clara estrategia de acoso y derribo. Dicen que el perfil de los acosados responde siempre a un patrón común y que entre otras cosas serían personas inteligentes, responsables, integras, que se implican emocionalmente en su empresa y por eso son más sensibles a todo lo que se desarrolla a su alrededor, a esa trama de la que son protagonistas principales, sin poder siquiera imaginárselo. Sin saberlo, nos convertimos en el centro de una trama que consiste en deshacerse del empleado que por motivos comerciales y empresariales ha dejado de ser útil con el mínimo coste económico para la empresa. Nadie que no haya vivido la situación puede entender como te hace sentir todo esto, el desconcierto inicial que al principio no te hace consciente y ni siquiera logras comprender que está pasando. Los cambios de estados de ánimo son normales, pasas de sentirte culpable a una rabia desmedida al ser el objeto diario de distintas vejaciones e insultos.
Uniendo todo al final para la persona que sufre acoso el ir a trabajar supone un suplicio, pero no por el propio trabajo a realizar sino por lo que no sabes te van a hacer en el día.
La incertidumbre y las palpitaciones del corazón se convierten en algo habitual del día a día y el trabajo que amabas y por el que durante veinte años dedicaste tanto, no solo de tu vida laboral sino personal, pasan a ser un martirio diario que irremediablemente han pasado factura a mi salud, mis noches son más largas y ya no sé lo que es comer sin vomitarla por el ácido que mi estómago segrega ante la situación que estoy viviendo.
Una vez te pones en tratamiento los profesionales te medican y sicológicamente me han dado apoyo para entender (sobre todo para entender) que no es nada personal. Soy un número más y mi empresa, ese ente sin sentimiento ha decidido prescindir de mí y como soy una costosa indemnización prefiere utilizar todas las artes para que este le sea menos gravoso económicamente. Aunque duela, hasta aquí bien pero ¿y la administración y los derechos de los trabajadores, esos tan cacareados y por los que tantas personas han muerto en el pasado?
Pues, señoras y señores, si han conseguido leer hasta aquí mi historia, les diré que nada de nada. La administración ni te ayuda ni te muestra el más mínimo apoyo a que la verdad y la justicia se hagan un hueco entre tanto despropósito. Mis compañeros de trabajo, testigos desde hace cinco años de lo ocurrido, miran para otro lado.
Los insultos y vejaciones han sido de puertas para adentro, como no podía ser de otra forma, y al conseguir una grabación donde el empresario reconoce que ha existido un acoso (pero solo por parte de algunas compañeras) me fabrica un despido por causas objetivas donde yo debo encima de sentirme agradecida a la empresa por darme una limosna.
Pero, según no sé que artículo del Código Penal las grabaciones no son válidas porque atento contra la intimidad de la otra persona.
Y yo me pregunto, donde queda mi derecho a la intimidad, mi derecho al trabajo digno, mi derecho a la salud, mi derecho como ser humano y otros tantos derechos que han sido ignorados, pisoteados y todo en nombre de intereses económicos.
Entre tanta desesperación he pensado en plantarme delante de la empresa en una tienda de campaña y hacer una huelga de hambre hasta que la gente se entere de lo que son capaces y por lo menos que el silencio no les sirva para echar tierra encima de lo ocurrido.
En este momento en el que me encuentro me siento totalmente abatida por las circunstancias. Si me sentí acosada en la empresa ahora me siento ignorada por la administración pública y por los organismos que dicen proteger al trabajador.
Gracias por leer estas líneas de desesperación y no pongo mi nombre y mi apellido porque encima me arriesgo a recibir una demanda por injurias porque si bien mis pruebas no valen ante un Juzgado, la empresa podría utilizar este escrito para denunciarme a mí.
Vamos una cosa de locos pero esto es lo que ahí por ahora...
Fuente:
María Rodríguez (Cartas al Director, en Telde Actualidad.com)
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14 jun 2009

Entumecida

12 jun 2009

Salud Laboral / El acoso moral en el trabajo


El acoso moral en el lugar de trabajo es un comportamiento irracional, intencionado, continuado y agresivo contra una persona o grupo de personas en ámbito laboral. Esto implica un riesgo grave para la salud y la seguridad de los trabajadores y, sin embargo, contradictoriamente, no se considera enfermedad ni accidente laboral.
¿Cuáles son las consecuencias que se derivan del acoso moral en el trabajo?
En la víctima del acoso moral se vienen a manifestar síntomas físicos, mentales y psicosomáticos: estrés, depresión, falta de autoestima, sentimientos de culpabilidad, fobias, trastornos del sueño, problemas digestivos, musculoesqueléticos, hipertentensión, temblores, jaquecas, etc.
El trastorno del estrés postraumático, parecido a los síntomas que aparecen después de otras experiencias traumáticas, como desastres y agresiones, también es habitual entre las víctimas del acoso moral. Todos estos síntomas pueden durar años después de los incidentes.
Otras consecuencias pueden ser el aislamiento social, problemas familiares y económicos a causa del absentismo laboral, etc. (LEER MÁS )

10 jun 2009

Cuando ya nada se espera...

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

6 jun 2009

El túnel

Ernesto Sábato describe en su obra El túnel la desesperanza, la incomunicación y la soledad que puede sentir una persona. Es una novela dura, intensa y también real: Juan Pablo Castel, un pintor que, ante la imposibilidad de comunicarse con el mundo que lo rodea, enloqueció quizás por desesperación. (Entrar)

5 jun 2009

Y uno aprende...


Con el tiempo aprendemos y aprehendemos...

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender.
(Jorge L. Borges)


4 jun 2009

Los otros abrazos


Hace unos días, después de ver la película de Almodóvar, Los abrazos rotos, escribí en este blog: “Entre los abrazos apretados y los abrazos rotos, me quedo con el calor de los primeros y con la música de los segundos”
Aquel post lo acababa diciendo "Otro día hablaremos de los otros abrazos..." Y es que entonces los tenía en la cabeza pero me faltaba tranquilidad para describirlos y tampoco tenía la mente clara para hacerlo. Hoy no es que me sienta inspirada ni tenga la cabeza despejada; es que me ha dado un avenate sin saber el porqué.
Lo que sé es que con un abrazo se expresan muchas cosas: sentimientos y sensaciones varias, se cuentan secretos que no dicen las palabras y se muestran verdades que ni los ojos reflejan. Además, muchos abrazos se dan con los ojos cerrados. Los abrazos son caricias para cuerpo y también para el alma, son el lenguaje de los sentimientos. Hay infinitas clases de abrazos. Por ejemplo:
Abrazos dulces: se dan despacio y pueden ser, a la vez de tiernos y suaves, cariñosos y apretados. Al igual que los besos pueden entregarse en cualquier parte de cuerpo, en cualquier parte digna de ser acariciada.

Abrazos de agua: ahogan la sed y, como el agua, pueden dar vida igual que los besos. (No tiene por qué darse en baño compartido ni debajo de agua).
Abrazos apasionados: se dan como si el mundo fuese a terminarse y, como los "besos largos", nunca sacian...










Abrazos eróticos
: indescriptibles, incontrolables y tan devoradores como el deseo o la imaginación...
También hay Manojos de abrazos









Éstos, los otros y aquellos abrazos que siempre dejan tatuajes indelebles en el alma, en la piel se expresan sin palabras y, ya digo, se ven con los ojos del corazón.
Aunque los abrazos no puedan clasificarse porque sus formas son infinitas, sus causas variadas y sus interpretaciones subjetivas, antes de acostarme quiero decir que hay Abrazos rotos: aquellos que nuca se dieron de verdad, los que se quedaron a la mitad, los que se rompieron. .. Éstos, junto con los besos perdidos, hieren con el paso del tiempo; sobretodo, si has dejado de dárselos a alguien que ya no está.

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- Abrazos apasionados
- Abrazos de Pasión

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