28 sept 2008

Poema del día: BLAS DE OTERO (En el principio)


Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.



Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

¡Pido la paz y la palabra!

23 sept 2008

Jungla laboral

La economía global y las políticas neoliberales no son abstracciones sin reflejo en las vidas particulares de los ciudadanos. Como un efecto dominó, impregnan todas las capas sociales y laborales, dibujando una tendencia generalizada donde la competitividad suele ser entendida como una lucha en la que todo vale, incluso entre iguales. En este contexto, parecen lógicas las cada vez más frecuentes situaciones de acoso laboral, o ``mobbing´´, un fenómeno que en España alcanza al 15% de la población trabajadora. La Universidad Internacional de Andalucía, en su Sede de Santa María de la Rábida, dedicó un curso a la valoración de los riesgos psicosociales en el entorno laboral. En esta edición, el catedrático de derecho del trabajo de la UJEN, Cristóbal Molina, y la investigadora y socióloga de la Universidad Católica de Lovaina, Ada García, realizan un análisis pormenorizado del fenómeno mobbing en sus aspectos descriptivos, de detección y de situación en la política económica y empresarial mundial (31.08.2008)

JUNGLA LABORAL (comentarios de Ada García,



Fuentes:
http://mobbingopinion.bpweb.net/cgi-bin/artman/exec/search.cgi?cat=12&start=11&perpage=10&template=index/cat_default.htm

Ada García (Doctora en Sociología. Profesora Titular de la Université de Louvain

http://www.acosomoral.org/soc23.htm


Depostismo político en la Admón. Pública (Mª José Blanco Barea)



EL ACOSO MORAL EN LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS: UN DESPOTISMO POLÍTICO PARA INHIBIR RESISTENCIAS SOCIALES (MªJosé Blanco Barea: 08.12.2002)

La elección de la locución “Acoso moral” responde a la idea de que en las Administraciones Públicas, de forma más evidente, el acoso ataca desde el principio a la integridad moral de la persona elegida diana de acoso. Insistiremos una vez más en que el concepto de integridad moral no equivale al concepto de honor, fama, crédito o similar. De acuerdo con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Art.7, se ataca a la integridad moral cuando a la víctima se le niega o desconoce su capacidad para decidir por sí misma en relación a su persona, reduciéndola a la condición de cosa, por eso se habla de trato degradante, porque se vulnera el derecho a ser tratado como un ser humano libre, anulándolo como persona libre.

El empleo público en España creció en menos de 10 años en un porcentaje tan alto como, aparentemente, requería el nuevo sistema de organización de entes administrativos: el basado en el proceso de descentralización de las CCAA, y el fundamentado en el reconocimiento de una independencia autonómica de los entes locales.

El Poder Político, entendiendo por tal a los grupos políticos que a través de la lucha política pretenden ejercer el dominio, esto es, dirigir la conducta de los demás, cuando se practica sin sujeción a las reglas de derecho que determinan sus funciones, ejerce un poder de dominación arbitrario, despótico, que como todo poder ni es ilimitado, ni unitario, y puede dejar de detentarlo en cuando alguien sea capaz de liberar a los dominados, potenciando el poder de hecho que tienen.

Nos parece que el incremento del número de empleados públicos tiene, además, otra característica: la precariedad laboral institucional, de más de la mitad de contratados laborales en régimen de duración determinada y para una obra o servicio determinado o acumulación de tareas. Poco a poco se fue configurando una plantilla en las Administraciones dedicada a tareas específicas directamente relacionadas con estrategias políticas concretas. Las contrataciones subvencionadas para planes concretos de políticas sociales y económicas, configuraron un nuevo tipo de personal laboral cuya eficacia, mérito y capacidad se medían en términos no tanto de servicio público, como de cumplimiento de los objetivos políticos de corte electoralista, de manera que el interés del partido gobernante era el que había que salvaguardar y garantizar.

A este modelo se adscribieron algunos funcionarios de carrera.

El funcionariado sociologicamente ha servido para garantizar la efectividad de un gobierno que se apoya en la plantilla a la que se asegura estabilidad en el empleo y remuneración. Pero cuando se produce el incremento de contratados laborales al servicio de gobiernos de distintos signos políticos, a los que la estabilidad se les asegura a cambio de demostrar aquellos meritos de eficacia y fidelidad a los intereses de las luchas de partidos, el Poder Político va creando sin ser consciente de ello un poder burocrático formado en la lealtad a un Partido Político, capaz de ofrecer resistencia desde la propia organización administrativa, a cualquier dominación, ya sea arbitraria, ya sea reglada o conforme a Derecho.

La estructura administrativa ha generado, con la consolidación de los empleos públicos, un nuevo tipo de organización burocrática que es correa de transmisión de las luchas políticas por el poder. Es decir, los propios empleados entablan relaciones de poder dentro de las organizaciones administrativas, encaminadas a la adscripción de los compañeros a los grupos políticos que, desde fuera de la organización administrativa y desde dentro, en el órgano político, persiguen el objetivo de detentar el poder. Una especie de bucle retroalimenta en la esfera personal de la burocracia, la legitima lucha política por el poder.

Los empleados públicos deben seguir las pautas marcadas por la organización política, por tratarse de un sistema democrático. La perversión de las reglas se produce cuando los empleados no sirven a ese interés sino que se adscriben al particular de cada fuerza política a fin de que consiga sus objetivos.

El acoso se produce cuando un empleado no se integra en ninguno de estos grupos, pretendiendo ser independiente.
Esto dificulta las previsiones de los que ejercen la fuerza para dominar, porque no cabe negociación alguna con el que no es afín a ninguna opción.

El sistema de pactos políticos de gobernabilidad aseguran a estos empleados agrupados su privilegio de incolumidad. Ningún acoso puede caer sobre ellos porque en cualquier momento pueden ser útiles para una estrategia de partidos políticos en busca de hacerse con el monopolio del Poder, en la que el pacto se negocia en función del “capital humano intelectual” con que cuente cada opción.

Precisamente el trabajador, funcionario o contratado, que ejerce su derecho-deber de independencia, no puede ser considerado como “capital intelectual” por cuanto no puede ser objeto de apropiación por parte de nadie. En consecuencia, tampoco puede ser un valor en la negociación del reparto político del Poder. Por eso su independencia será atacada continuamente, por eso será acosado.

Por el contrario, los empleados de los que venimos hablando tienen garantizada la independencia funcionarial en tanto en cuanto cumplan con sus deberes derivados de las normas paccionadas políticas. Entre estos deberes está, fundamentalmente, el de oponer resistencia o facilitar –según los casos- las acciones y hasta las omisiones de los equipos de gobierno y hasta de la oposición.

En sus despachos se cuecen todo tipo de noticias, rumores, datos. En sus papeleras están los documentos comprometedores.

Y a través de sus gestiones se genera en la opinión pública el desencanto o la ilusión, según toquen las campanas de la Torre Mayor. Son los verdaderos artífices del poder arbitrario, son los que permiten, facilitan, encubren, promueven, callan o cuentan, todo lo que sea beneficioso par la legitima lucha política del poder, “legitimada” a base de repetirse una y otra vez esas conductas, consiguiendo una inhibición psíquica en la población, y de la ley del mas fuerte al todo vale, en un salto en el vacío se colocan en la anomia, en la impunidad.

En esta estructura de poder, un funcionario independiente, bien formado, un empleado que realice su trabajo honestamente, que se deba a la idea de servicio publico, no es mas que un obstáculo tanto para las luchas políticas externas generadas desde fuera del entorno laboral-municipal como, fundamentalmente, para las que se entablan dentro entre los grupos políticos que cuentan con la función de estos trabajadores a su servicio.

El acoso en la Administración Publica local consiste en una relación de fuerza (poder de dirigir las conductas de los demás usando la intimidación, coacción, amenaza…) ejercida por los grupos y por los individuos leales a las directrices políticas.

Las violencia ambiental que producen entre si unos y otros grupos, va progresivamente creando un caldo de cultivo optimo para que las acciones se dirijan contra el funcionario o empleado que no se adscriba a uno u otro grupo.

El acoso aquí es total, horizontal, vertical, trasversal , porque atraviesa todos los vectores o factores desde los distintos frentes, de manera que la red del acoso en las administraciones publicas, especialmente en las municipales, esta compuesta por una diversidad de relaciones de poder, aunque solo una o algunas de ellas utilizaran la violencia psicológica.

El mayor problema con el que se encuentra el acosado es con la imagen pública de conflicto político, de búsqueda de dominio o control del dominio político que se percibe de él desde fuera. Pero a la vez, ésta será su mejor defensa si logra que un Juzgado o la FISCALIA comprenda en qué consiste la relación de sumisión al poder de hecho a que se le intenta someter, por parte de quienes no siendo mas que factores especialmente vinculados a los poderes políticos, se muestran como eficaces empleados, ocultando así su tendenciosa conducta incluso omisiva, configurando una cadena de influencias destinada a doblegar su voluntad.

Se trata de un acoso secundario pero indispensable, para que el principal objetivo del despotismo institucional, consiga dominar las fuerzas sociales. Es decir, el poder para dirigir, someter, adscribir a los ciudadanos a un ilegitimo dominio antidemocrático por ser antijurídico, solo se consigue eliminando a quienes pueden agitar las conciencias manipuladas, fuente del único control que puede hacer cambiar la posición clave respecto al uso de los medios de dominio: el pueblo soberano y el Poder Judicial que administra la Justicia emanada del pueblo.
Por esta razón, los funcionarios independientes que denuncien un acoso, serán a menudo victimas de su propia denuncia porque sin entablar lucha política alguna por el poder, ni pretender objetivo de dominación política, reivindicando independencia e integridad moral respecto de los grupos políticos, reivindican al mismo tiempo del conjunto social adscrito al control de aquellos, igualmente, la independencia.

Esto es, las capas de la sociedad inhibidas, sometidas, controladas, no aceptan la denuncia precisamente para no asumir la responsabilidad que, por su inercia hacia el status de poder establecido, les corresponde en el proceso de desestabilización democrática.

Cierto es que las denuncias de corrupción han sido utilizadas en las luchas políticas de poder, y por ello estas acusaciones son sospechosas de estar ecaminadas al objetivo de acceder al monopolio del poder por vía de conquista procesal y no electoral.

Precisamente por esto, hay que conocer perfectamente el entramado de relaciones de poder que se entrecruzan, describirlas y sobre todo, no dejar ninguna duda de que el acosado es victima, no competidor, que no obtiene ni puede obtener ningún beneficio, que no detenta poder político que tienda a dirigir a los demás, que únicamente tiene por finalidad al denunciar, defenderse a la par que no ser cómplice de una forma de gobierno en las Administraciones que se está asentando gracias al inmovilismo y la ausencia de movimientos sociales que reivindiquen el derecho a una democracia lo más regulada posible en el ejercicio del poder.

Por eso, en esta época de elecciones sobre todo, se ha de proceder con mucha cautela si algún partido político apoya la denuncia del trabajador.

En estos casos, el respaldo de los movimientos asociacionistas es fundamental para que se produzca un cambio en las capas sociales, en todas aquellas personas que han renunciado a la democratización permanente, esto es, a ejercer el control social de las Instituciones en un ejercicio permanente de revisión de todo lo que sea indicativo de una arbitrariedad, incluida la que puede revestirse de legalidad formal.

Y por supuesto, si no actúa con todas sus facultades el Poder Judicial, si por no judicializar la política se produce un indulto general, mediante la amnistía anticipada de las responsabilidades penales en que consiste la inactividad instructora de Jueces y Fiscales, me temo que estamos presionando para que se reprima o inhiba cualquier resistencia social a semejante despotismo político que sadrá, sin duda, bien fortalecido.

MªJosé Blanco Barea. (Para Javier)
mjblanco@porlaintegridad.org

Fuentes:








15 sept 2008

El acoso moral en el trabajo y las "direcciones" tóxicas


A pesar del empeño por la "Conciliación Familiar", las personas estamos obligadas a trabajar para comer y, además, quienes tenemos la suerte de tener un puesto de trabajo pasamos en éste la mayor parte de nuestro tiempo. Verdaderamente, en los tiempos que corren es una suerte tener un puesto de trabajo; lo peor es cuando este sitio (fuente de nuestros ingresos y de nuestro modus vivendi) se convierte en un lugar de tortura (Véanse los resultados del módulo sobre accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Encuesta de Población Activa del año 2007, hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística).
Esta situación se ha convertido en un riesgo para la salud física y, especialmente, para la mental de muchas personas, con lo que esto conlleva: aislamiento, inseguridad, baja autoestima, somatizaciones, ninguna calidad de vida, etc., etc.). El profesor Iñaki Piñuel (Universidad de Alcalá de Henares, director de los Informes Cisneros sobre acoso laboral) explica "las cifras de los trabajadores incurso en riesgos psicosociales, que engloban el estrés, el burnout o síndrome de «estar quemado» y el mobbing (acoso laboral), son del 38% de la población ocupada en España (32% estrés, 11% burnout y 9,2% mobbing". Lo que también sería interesante conocer es cuántas víctimas pertenecen a organismo e instituciones públicas.
Adelantándome a los resultados, avanzaría que el estudio sería complejo realizarlo sobre datos fiables ya que, en el contexto de las administraciones públicas, el miedo del personal así como "el ordeno y mando" de las jefaturas y directivos es lo que se lleva. Los primeros temen que les ocurra lo mismo que a su compañero acosado (probablemente, persona auténtica y legal), así se convierten, consciente o inconscientemente, en cómplices de la situación, en testigos mudos. Los segundos (personas generalmente inseguras, poco preparadas y con afán de destacar haciendo suyo el trabajo de otros) utilizan las técnicas del sutil ataque con toallas mojadas, se consideran más importantes y valiosos cuanto más exprimen al personal, crean incertidumbre, dictan normas confusas, extienden dimes y diretes, difaman, difunde falsos comentarios y globos sondas, mantienen en tensión al personal, etc. Lo peor es que estos últimos piensan que esas obsoletas y dictatoriales medidas aumentan el rendimiento y que eso ocurre tanto en la empresa pública como en la privada.
He aquí parte del problema, como explica Piñuel: "esta forma de trabajar, que parecía desterrada, recrudece el estrés y el acoso. La capacidad del ser humano no es ilimitada y los costes de los daños de esos trabajadores machacados cargamos todos con ellos». En este sentido, se refiere a los jefes «tóxicos» e insiste en los graves daños que la violencia laboral -mayoritariamente psicológica- provoca en la víctima tiene unos costes muy elevados para el sistema.
Desgraciadamente, las administraciones estás dirigidas en su mayoría por jefes tóxicos; lo lastimoso y desesperanzador es que esto ocurra en España durante una etapa que, políticamente, algunos denominan de "madurez democrática". Lo que hace falta son personas preparadas, jóvenes con conocimiento, expertos que, por la edad, han combinado su preparación (formación y conocimiento) con la experiencia adquirida realizando éticamente un trabajo.
¡Pena que últimamente, lo que peses sea el favoritismo, la compra-venta de personas, los premios a los servicios prestados y la recompensa a tapar las miserias así como alguna que otra actuación que lo mejor es ocultarla, taparla para que nadie se entere!
¿Dónde se dirige un funcionario público en estas circunstancias?

14 sept 2008

6 sept 2008

Monólogo sobre el color "azul-petróleo"


Hay un complot urdido por mentes perversas que, reunidas en un lugar secreto, deciden lo que se denomina “tendencias de moda”.
¿Quiénes son sus componentes? ¿Cómo se lo montan? Me imagino, por ejemplo, que llega Paco Rabanne y dice: “Veo, veo que este año se va a llevar el azul petróleo”. Saltan a dúo Victorio y Lucchino: “Eso, eso. Y también los jerséis sin mangas, pero de cuello alto. ¡Qué se jodan!
¡Ea! Pues date por jodida, la moda no es una industria; es una secta dirigida por mentes protervas que deciden cómo hemos de vestirnos: Nos hacen ir con estos pantalones que se abrochan en la rabadilla y nos hacen creer que vamos bien. (Puede que sea para que luzcamos, por narices, esos ridículos tangas que tanto molestan); con esos otros pantalones de pata larga que van limpiando las aceras de las calles.
¿Sabéis qué son las fashion victims? Pues esas personas que han caído en las redes de la secta de la Moda, y ya no se pueden escapar. Ésas que, cuando se acercan a un escaparate, oyen voces en su interior y escuchan: “El poder de la moda te obliga”, “el poder de Dior te gobierna”.

Realmente, me di cuenta del poder que tiene esta secta cuando intenté comprarme un vestido rojo. Parece fácil, ¿verdad? Un vestido rojo. Pues no, las tiendas están en el ajo y son las representantes de Dior en la tierra. La escena se desarrolló del siguiente modo:
Entro en la rienda y le digo a una dependienta:
- “Perdona, busco un vestido rojo y no encuentro ninguno”. Ésta responde, entre ofendida y extrañada: “¿Un vestido rojo? Este año no ha entrado nada de ese color; lo que se lleva es el azul-petróleo”.
- ¿Y eso rojo de ahí?
- Eso es la funda del extintor, pero si quieres te la saco.
Pienso: ¡así es como empiezan las sectas: anulando tu voluntad! Pero me sorprendo diciendo:
- “Vale, sácame uno azul-petróleo de la talla 38”.
La dependienta me mira como se mira un Fiat Panda desde un todoterreno:
- ¿La 38? Pero si tú estarás entre la talla 40 ó 42.
La miré fijamente como diciendo: “Y tu estarás entre gilipollas y tonta del culo” Pero le dije:
- Perdona, tengo la talla 38.
- No, si ya. Pero es que este año viene la 38 muy ceñida, ¿sabes?
Pensé: ése es el segundo paso de la estrategia de la secta. Disminuir tu autoestima para poder dominarte mejor. Intenté imponerme y asertivamente me dije: Tere, ¡pruébate la 38 aunque te la tenga que meter a rosca!
- Por favor, “sácame una talla 38”
- Si quiere, aquí la tiene.
Cuando me miré al espejo sólo vi una morcilla y otra morcilla… Eso sí, de color azul- petróleo. Y digo yo: si en todo el mundo un metro es un metro y un kilo es un kilo, ¿por que la talla 38 no es siempre la talla 38? Si vas al Carrefour, la talla 38 se la puede poner King África; sin embargo, en Versace, la 38 no se la pone ni Melody. Al final, hice lo que hacemos todas: llevármelo. Sí, porque pensé lo que pensamos todas: “Así me obligo a adelgazar”. “Me obligo a adelgazar”. Pero, ¿seremos idiotas? A las dos semanas a lo que estamos obligadas es a regalar el traje a nuestra sobrina pequeña. Vaya, es igual que comprarse unos zapatos del 34 esperando que el pie se encoja.
Ése es otro de los síntomas de que estás entrando en la secta: someterte voluntariamente al sufrimiento físico. Aunque, a veces, cuando todavía no estás abducida del todo, consigues tener un momento de lucidez y decir: “No, no me lo llevo”. Y, entonces, esa enviada del mal que es la dependienta te dice la frase definitiva:
- Llévatelo, no seas boba, ¡que lo puedes devolver! Y lo compramos porque como “lo puedes devolver”...
Vaya es como comerte un trozo de moqueta porque “como lo puedes devolver”. Al final, llegué a casa con mi vestido azul-petróleo de la talla 38. Me lo puse y le pregunté ilusionada a mi marido:
- ¿Como me queda?
- Pequeño.
- ¿Si? ¿Me marca mucho?
- Te va a hacer llagas.
¡Ahí, me dije! “Tere, modérate. Ésta es otra prueba. La secta de la moda quiere que rompas lazos con tu entorno”. ¡No, no van a poder conmigo!, pensé. Así que me tiré a la calle y no paré hasta que encontré el único vestido rojo que quedaba en toda la ciudad. Cuando lo encontré, dije “¡Me lo compro! ¡Ja! Salí de la tienda triunfante y con mi vestido rojo. Pero la alegría me duró dos escaparates. Es algo que nos pasa a todas las mujeres: ¿y qué hago yo con un vestido rojo, si este año lo que se lleva es el azul-petróleo?” Oye, que no pude pegar ojo en toda la noche. Tuve pesadillas y todo… Soñé que estaba en una misa negra, me tenían atada de pies y manos y que los grandes gurús de la moda me rodeaban como en Poltergeis. Escucha voces: “Tereee, veeeeen hacia el glamouuuuur”. Desperté empapada en sudor. “¡Vale, está bien! ¡Me rindo!”. Decidí untarme toda entera de vaselina para que me entrara el traje y me presenté en la boda de mi amiga Jessi vestida de azul-petróleo. Cuando llegué a la iglesia me encontré con que íbamos todas iguales... Allí había más azul- petróleo que en una playa del golfo Pérsico.
Ahí te das cuenta de que te han captado, que has entrado en la secta y que, a partir de ese momento, honrarás a Victorio y a Lucchino, no nombrarás a Chanel en vano y amarás a Dior sobre todas las cosas.
Yo que había tardado bastante tiempo en diferenciar algunos colores y comprender que las cosas pueden ser de color rosa-buganvilla, blanco-roto, azul- plomo y gris-día, ahora me enfrento al color azul-petróleo. ¡Yo que pensaba que el petróleo debía ser negro como los cojones de un grillo, ahora parece que no es así! Quizás alguien pueda darme alguna orientación para definir el color “azul petróleo”.
Fuente: sobre texto enviado por mi amiga Ana Rosa J. O.

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