... Después de la inyección de cafeína, ya estaba más dinámica. Todo lo quería hacer y, como un niño hiperactivo, va mentalmente de un sitio a otro. Comienza una tarea y se le ocurre otra, se acuerda de lo que dejó pendiente ayer o el otro día. ¡Qué más da cuándo ni lo que sea!: un libro que empezó a leer, el periódico que abrió, un artículo de no sé quién, ir al súper, recoger los zapatos, sacar la ropa de invierno, atender a los mayores, preparar un viaje que nunca hace, hacer la lista de cosas pendientes (que cada vez es más larga y desordenada).
Así, haciendo y deshaciendo desde el sofá, se mezclan quehaceres, obligaciones y placeres (ver a un amigo, escribir, responder las llamadas telefónicas, ir al cine, dar un paseo, etc.) se convierten en asuntos pendientes que van añadiéndose a esa interminable lista, que sigue y sigue creciendo, cada vez más desordenada. No puede leer más de dos páginas de un libro ni ver la película más interesante, tumbada en el sofá nuevo que se regaló; tampoco es capaz de mantener una conversación sin saltar de un tema a otro. Dice que es falta concentración y no se capaz de pensar de ordenadamente.
Así, haciendo y deshaciendo desde el sofá, se mezclan quehaceres, obligaciones y placeres (ver a un amigo, escribir, responder las llamadas telefónicas, ir al cine, dar un paseo, etc.) se convierten en asuntos pendientes que van añadiéndose a esa interminable lista, que sigue y sigue creciendo, cada vez más desordenada. No puede leer más de dos páginas de un libro ni ver la película más interesante, tumbada en el sofá nuevo que se regaló; tampoco es capaz de mantener una conversación sin saltar de un tema a otro. Dice que es falta concentración y no se capaz de pensar de ordenadamente.
Al final, todo se queda en lo mismo: un vago y atolondrado pensamiento que, además, no se lleva a cabo y que produce sensación de vacío. Es una especie de impulso mental que empuja a la acción precipitada y sin dirección, a la actuación indisciplinada. El resultado es la inoperancia y no terminar nada. Para colmo, dice que no tiene las palabras adecuadas para expresarse, a pesar de que se hayan sabido utilizar en otras ocasiones.
2 comentarios:
Dios mío qué agobio... mira que en 16h de trabajo diario voy dejando cosas aparcadas que retomo cuando me llega el mail amenazante, mira que recojo la casa a golpes de flases mentales, mira que preparo medio café sin la leche y la mantequilla sin la tostada, mira que un día me voy a acordar del lavavajillas en medio de un polvo.. pero todo lo acabo, eso sí..
Inyectar cafeína, después de una noche en vela, me advirtieron: Es peligroso sin embargo es necesario, a veces la necesidad de continuar en las actividades diurnas lo exige. ¿Qué carajos hago? Respondía siempre al señor de blanco negándome a sus malditos chochos (pastillas); pues el insomnio pega de noche y desaparece en el día, es lo que más atormenta del maldito pues, te abandona de día cuando se necesita lucidez y regresa de noche cuando se necesita descanso, es bastante frustrante. Para mitigar su daño en la salud y que no acabe matándote pues la falta de sueño es muy peligrosa; a veces es necesario dormir de día, por salud más que por holgazanería repito. Te digo que curioso hablar con personas que se dicen insomnes, como si fuera una virtud serlo, tenerlo es padecerlo y sufrirlo, al menos el mío se aleja solo en algunos brazos, pero en soledad me atormenta y huye con la noche para regresar con la partida del día. Le respondía irónico al señor de blanco: Drogas me receta, no se preocupe pues conozco otras que ni receta requieren, ni siquiera patente tienen y me ayudarían a dormir, lo preocupante es cuando todas dejan de tener efecto. Déjelo en paz señor de bata blanca; pues esto no es cosa de química replique la ultima vez; esto señor es cosa de mente.
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