Marie-France Hirigoyen, ENTREVISTA por ANA LAURA PÉREZ
-El acoso moral consiste en procedimientos abusivos, palabras o sobreentendidos, gestos y miradas que, por su frecuencia o sistematización afectan la integridad psíquica o física de una persona. Son procedimientos sutiles, que parecen menores o poco relevantes y que, al ser repetidos, se convierten en altamente destructivos para quien los sufre.
¿Qué características tiene el acosador moral?
-Hay que aclarar que cualquiera puede tener este tipo de comportamiento cada tanto, pero si no somos perversos, tomamos conciencia de que exageramos, pedimos disculpas o nos sentimos molestos e incómodos con nosotros mismos.
Sin embargo, hay otros individuos -a los que se denomina perversos narcisistas, para diferenciarlos de los perversos sexuales- que no consideran a los otros como personas sino como objetos.
Un perverso sexual utiliza a los otros sexualmente y un perverso moral utiliza a los otros para su propia existencia con el objetivo de llegar al poder.
Los personas narcisistas son personas que podrían haber sido grandes enfermos mentales o psicóticos pero que escapan a la enfermedad mental gracias a su inteligencia y su adaptabilidad a la sociedad.
Son personas que además tienen mucho éxito en la vida profesional porque carecen de escrúpulos: pueden aplastar a los otros, mentir y falsificar con total aplomo.
¿No es exagerado afirmar -como usted en su libro- que hay parecidos entre acosadores morales y asesinos seriales?
-No, partí del estudio de los asesinos seriales para escribir el libro pero comprobé que entre unos y otros se daba la misma forma de proceder.
Entre los asesinos seriales hay dos tipos: psicóticos, que son verdaderos enfermos mentales, y perversos narcisistas, que quieren sobresalir y no soportan que la persona que tienen delante sea un ser humano que sufre y que reacciona.
Los asesinos seriales -una vez que empezaron y vieron que su perversión funciona- persisten compulsivamente en esa actitud.
Y ése es el punto común con los perversos narcisistas.
Estos son sólo menos destructivos y, más que matara alguien, van a ingeniárselas para que la persona se mate por enfermedad o suicidio.
Empujar a una persona al suicidio es el mayor éxito de un perverso.
¿Las víctimas tienen, como sus victimarios, características comunes?
-En primer lugar, hay que aclarar que cualquiera de nosotros puede ser victima de un perverso.
No hay que creer que existe un perfil que predestine a la posición de víctima porque eso implicaría decir que las víctimas son masoquistas y el agresor diría: "se lo merece".
No estoy de acuerdo con eso.
Simplemente, hay personas que se defienden mejor que otras y hay personas que sufren más que otras.
Las personas que caen más en la trampa son escrupulosos que ponen muchas expectativas en su tarea.
Quieren dar una buena imagen, se culpan si les dicen que el trabajo no está bien hecho y, sin duda, no tienen una gran autoestima.
Cuando el otro les dice que no tienen valor, que son malos e incapaces, no están seguros de que no sea cierto.
El agresor engancha a la víctima porque se niega a cargar con la culpa de lo que hace y todo lo que le sale mal es culpa de la víctima.
¿Qué estrategias se recomienda desarrollara las víctimas para defenderse o neutralizara un perverso narcisista?
-Primero hay que buscar ayuda porque cuando alguien está en una posición de víctima está bajo el dominio de otro y pierde la noción de normalidad.
Es fundamental poder hablar con alguien a pesar de que, como todas las victimas, las personas tienen vergüenza y se sienten humilladas.
Como paso siguiente, hay que conversar del problema con alguien del trabajo.
¿Cómo hace alguien acosado en su empleo para tratar allí su problema?
-En el trabajo es difícil porque si los compañeros toman partido por la víctima corren el riesgo de convertirse en victimas también.
En consecuencia, hay que tratar de encontrar apoyo en la familia, los amigos y un psicólogo, porque para poder armar una buena defensa es muy importante estar en buen estado psicológico.
Además, hay que hacer consultas jurídicas para saber cuáles son nuestros derechos, cómo se puede hacer para defenderse y al mismo tiempo cómo y qué pruebas acumular.
¿Cómo hacer para juntar pruebas cuando los ataques son, por definición, poco evidentes?
Coincido en que son agresiones sutiles y por lo tanto es muy difícil tener pruebas.
Por eso hay que anotar todos los insultos y signos de humillación en un cuaderno para que haya un documento que pruebe la repetición de esas agresiones.
Sin salida: ¿Los vínculos laborales perversos nacen únicamente por patologías individuales? ¿No influyen en ellos el contexto económico y la degradación creciente de las condiciones laborales?
-En el mundo del trabajo el fenómeno existió siempre pero quedó expuesto con crudeza al empeorar las condiciones laborales, aumentar el estrés y crecer entre los asalariados la sensación de no ser respetados ni escuchados.
La desaparición y debilitamiento de los sindicatos, la pérdida de lazos solidarios por la fragmentación o individuación de las tareas aisló a la gente y le quitó medios para defenderse.
Además, muchas empresas e instituciones -por un criterio totalmente erróneo- fomentan la rivalidad de los empleados para aumentar la competitividad e incitan a las personas a tener comportamientos perversos.
Si los acosadores alteran la capacidad productiva de los trabajadores, ¿por qué las empresas tienden a respaldarlos?
-En primer lugar, las empresas no ven que las malas actitudes de algunos disminuyan la productividad del resto de los empleados.
Por otra parte, los individuos perversos son en general individuos seductores, hábiles, crean la ilusión de ser eficaces y, usualmente, son competentes profesionalmente.
Y las empresas tienden a privilegiar a las personas que obtienen resultados aunque no respeten a sus pares.
A muchas empresas les importa poco cómo tratan a los empleados si la cosa funciona.
Es común escuchar a los directivos del sector privado decir: "El problema existe, pero no en esta empresa".
¿Hay trabajos o actividades más propensos a aceptar o generar actitudes perversas en los trabajadores?
[…]
En la administración pública, en cambio, la jerarquía es más pesada y la burocracia complica el despido de personal.
Por lo tanto, el acoso dura mucho más tiempo, es más insidioso y no tiene salidas, lo que hace que, en definitiva, la gente se desestabilice mucho y le cueste más reponerse y sanar.
-Hay que aclarar que cualquiera puede tener este tipo de comportamiento cada tanto, pero si no somos perversos, tomamos conciencia de que exageramos, pedimos disculpas o nos sentimos molestos e incómodos con nosotros mismos.
Sin embargo, hay otros individuos -a los que se denomina perversos narcisistas, para diferenciarlos de los perversos sexuales- que no consideran a los otros como personas sino como objetos.
Un perverso sexual utiliza a los otros sexualmente y un perverso moral utiliza a los otros para su propia existencia con el objetivo de llegar al poder.
Los personas narcisistas son personas que podrían haber sido grandes enfermos mentales o psicóticos pero que escapan a la enfermedad mental gracias a su inteligencia y su adaptabilidad a la sociedad.
Son personas que además tienen mucho éxito en la vida profesional porque carecen de escrúpulos: pueden aplastar a los otros, mentir y falsificar con total aplomo.
¿No es exagerado afirmar -como usted en su libro- que hay parecidos entre acosadores morales y asesinos seriales?
-No, partí del estudio de los asesinos seriales para escribir el libro pero comprobé que entre unos y otros se daba la misma forma de proceder.
Entre los asesinos seriales hay dos tipos: psicóticos, que son verdaderos enfermos mentales, y perversos narcisistas, que quieren sobresalir y no soportan que la persona que tienen delante sea un ser humano que sufre y que reacciona.
Los asesinos seriales -una vez que empezaron y vieron que su perversión funciona- persisten compulsivamente en esa actitud.
Y ése es el punto común con los perversos narcisistas.
Estos son sólo menos destructivos y, más que matara alguien, van a ingeniárselas para que la persona se mate por enfermedad o suicidio.
Empujar a una persona al suicidio es el mayor éxito de un perverso.
¿Las víctimas tienen, como sus victimarios, características comunes?
-En primer lugar, hay que aclarar que cualquiera de nosotros puede ser victima de un perverso.
No hay que creer que existe un perfil que predestine a la posición de víctima porque eso implicaría decir que las víctimas son masoquistas y el agresor diría: "se lo merece".
No estoy de acuerdo con eso.
Simplemente, hay personas que se defienden mejor que otras y hay personas que sufren más que otras.
Las personas que caen más en la trampa son escrupulosos que ponen muchas expectativas en su tarea.
Quieren dar una buena imagen, se culpan si les dicen que el trabajo no está bien hecho y, sin duda, no tienen una gran autoestima.
Cuando el otro les dice que no tienen valor, que son malos e incapaces, no están seguros de que no sea cierto.
El agresor engancha a la víctima porque se niega a cargar con la culpa de lo que hace y todo lo que le sale mal es culpa de la víctima.
¿Qué estrategias se recomienda desarrollara las víctimas para defenderse o neutralizara un perverso narcisista?
-Primero hay que buscar ayuda porque cuando alguien está en una posición de víctima está bajo el dominio de otro y pierde la noción de normalidad.
Es fundamental poder hablar con alguien a pesar de que, como todas las victimas, las personas tienen vergüenza y se sienten humilladas.
Como paso siguiente, hay que conversar del problema con alguien del trabajo.
¿Cómo hace alguien acosado en su empleo para tratar allí su problema?
-En el trabajo es difícil porque si los compañeros toman partido por la víctima corren el riesgo de convertirse en victimas también.
En consecuencia, hay que tratar de encontrar apoyo en la familia, los amigos y un psicólogo, porque para poder armar una buena defensa es muy importante estar en buen estado psicológico.
Además, hay que hacer consultas jurídicas para saber cuáles son nuestros derechos, cómo se puede hacer para defenderse y al mismo tiempo cómo y qué pruebas acumular.
¿Cómo hacer para juntar pruebas cuando los ataques son, por definición, poco evidentes?
Coincido en que son agresiones sutiles y por lo tanto es muy difícil tener pruebas.
Por eso hay que anotar todos los insultos y signos de humillación en un cuaderno para que haya un documento que pruebe la repetición de esas agresiones.
Sin salida: ¿Los vínculos laborales perversos nacen únicamente por patologías individuales? ¿No influyen en ellos el contexto económico y la degradación creciente de las condiciones laborales?
-En el mundo del trabajo el fenómeno existió siempre pero quedó expuesto con crudeza al empeorar las condiciones laborales, aumentar el estrés y crecer entre los asalariados la sensación de no ser respetados ni escuchados.
La desaparición y debilitamiento de los sindicatos, la pérdida de lazos solidarios por la fragmentación o individuación de las tareas aisló a la gente y le quitó medios para defenderse.
Además, muchas empresas e instituciones -por un criterio totalmente erróneo- fomentan la rivalidad de los empleados para aumentar la competitividad e incitan a las personas a tener comportamientos perversos.
Si los acosadores alteran la capacidad productiva de los trabajadores, ¿por qué las empresas tienden a respaldarlos?
-En primer lugar, las empresas no ven que las malas actitudes de algunos disminuyan la productividad del resto de los empleados.
Por otra parte, los individuos perversos son en general individuos seductores, hábiles, crean la ilusión de ser eficaces y, usualmente, son competentes profesionalmente.
Y las empresas tienden a privilegiar a las personas que obtienen resultados aunque no respeten a sus pares.
A muchas empresas les importa poco cómo tratan a los empleados si la cosa funciona.
Es común escuchar a los directivos del sector privado decir: "El problema existe, pero no en esta empresa".
¿Hay trabajos o actividades más propensos a aceptar o generar actitudes perversas en los trabajadores?
[…]
En la administración pública, en cambio, la jerarquía es más pesada y la burocracia complica el despido de personal.
Por lo tanto, el acoso dura mucho más tiempo, es más insidioso y no tiene salidas, lo que hace que, en definitiva, la gente se desestabilice mucho y le cueste más reponerse y sanar.
Fuente y leer más en:
- http://www.el-refugioesjo.net/bib/entrevista_victima.htm
- http://www.acosolaboral.net/articulos-acoso-laboral/hirigoyen-marie-france-cualquiera-victima-perverso-mobbing.html
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