Ayer estuvo en Sevilla Eduardo Galeano y presentó en la Feria del Libro su última obra Espejos. La carpa estaba hasta los topes, no cabía ni un alfiler más.
Nos contaba que ha escrito su libro “desde el punto de vista de los que no salen en la foto”, que es una historia de invisibles, olvidados, vencidos… Porque “la Historia siempre la escriben los vencedores para quedarse con la memoria es parte del botín”. Nos dijo cómo encuentra las historias de su historia; que todos los días, cada mañana, halla material literario en los periódicos ("en lo que se recoge en la prensa y en lo que no, en lo que está y no está"); que su obra es una historia de toda una vida y una historia de escuchar esas otras voces. Voces que unas veces proceden de la indignación y otras del júbilo; una historia de historias pequeñitas. en resumen, sus Espejos son historias "oídas en la esquina de su casa o de hace 3.000 años". Galeano está seguro de que "las voces de la calle, las pequeñas historias sencillas" [como la de alguien que, viendo el mar por primer vez, preguntó qué río era aquél, con una sola orilla], son "un buen ojo de cerradura para contemplar el universo".
Él, que escribe "para desatar preguntas", para "cuestionar la uniformización de la opinión" por parte de "los grandes medios de comunicación, los Estados y las grandes empresas", desea que sus lectores asuman el pacto y "ejerciten el derecho a la curiosidad y a la desconfianza". Galeano se hizo preguntas en voz alta y, a la vez, nos las hacíamos todas las personas allí presentes. Explicó que, cuando era niño, había sido muy preguntón y que en realidad escribe para “desatar más preguntas, para estimular la curiosidad” porque esa es su manera cuestionar”. Así, por ejemplo, nos se preguntó: cuántos son de verdad los "invadidos" muertos en Iraq, "en una guerra que nació de una mentira y continúa en otra mentira".
A pesar de tantas preguntas, Galiano está seguro de que, en la vida, no hay nada que no merezca ser reído; de que el carácter "cartesiano" de la izquierda ha resultado contraproducente y por eso defiende el lenguaje sentipensante, como dicen unos pescadores colombianos amigos suyos; de que "la palabra es sagrada", como en el guaraní, que utiliza el mismo vocablo para palabra y alma. Por eso, “quien miente la palabra traiciona el alma”.
Espejos, está compuesto por casi seiscientos relatos breves que abarcan desde las cavernas hasta más allá de la caída del Muro de Berlín que sólo era un “murito” al lado de los grandes muros sociales que existen hoy. Por eso, el autor defiende que sus relatos están escritos con la intención de que se convierta en “un libro que rompa las fronteras del mapa y también las del tiempo”.
¡Fue una gozada escuchar a Eduardo Galeano!
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