28 abr 2008

28 de abril, Día de la Salud Laboral



La situación de acoso laboral necesita indispensablemente tres elementos y un objetivo:
En primer lugar, una persona que asuma el papel de perseguidor principal, investida de la suficiente autoridad o carisma como para movilizar las dinámicas grupales de acoso.
En segundo lugar, requiere la colaboración y la permisividad del resto del personal de la organización. Personas ambiciosas y de escasa valía profesional se aprovechan conscientemente esta situación para eliminar a la persona que consideran competidora por estar más cualificada.
El tercer elemento es la víctima, persona exigente, con gran catadura moral, responsable y –modestia aparte- defensora de la justicia.
El objetivo de estas situaciones es doble: por una parte, el control de la organización y escalar puestos de poder utilizando la violencia psíquica; por otra, apartar al miembro de la organización que es diferente para que tire la toalla, “se aburra y se vaya”.
Quienes acosas suelen tener una personalidad compleja, combinación de rasgos narcisistas y paranoides; lo que les permite autoconvencerse, cargarse de falsas razones y justificar la razón de su actividad destructiva. Como describe González de Rivera, quien acosa no es más que una "mediocridad inoperante activa" que presenta un trastorno de la personalidad caracterizado por exacerbación de tendencias repetitivas e imitativas. Así, para conseguir su objetivo, se vale de ataques violentos que disfraza de mil maneras, con múltiples caretas y diferentes maniobras;
- Acusaciones o insinuaciones malévolas, que no permiten a la víctima defenderse ni expresarse.
- Aislamiento, falta de información, intoxicaciones y bloqueos en la comunicación.
- Desconsideraciones y desprestigios laborales y personales, menosprecio del trabajo, así como otras distorsiones, tergiversaciones y comentarios que desvirtúan la realidad.
La persecución psicológica se desarrolla en medio de un sorprendente silencio e inhibición de los observadores, que, aunque conscientes del abuso e injusticia de la situación, se abstienen de intervenir, sea por complicidad implícita con el plan de eliminación del acosado. Son los testigos cómplices que a cambio de su postura esperan recompensa o, al menos, no convertirse en objeto de represalia.
Es un tipo de violencia asexuado, lo ejercen y padecen mujeres y hombres, no deja huella física ; pero compromete la salud, física y psíquica de la víctima, le produce consecuencias graves y afecta a su entorno familiar, social y laboral.
Para actuar contra el acoso laboral es necesario tomar conciencia, ponerle cara y nombre a quienes acosan, hacer visible lo que parecía invisible, entenderlo y explicarlo; es necesario también pedir apoyo (psicológico y jurídico) y hacerlo cuanto antes mejor.

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