14 oct 2007

Doris Lessing


Enhorabuena a Doris Lessing, Premio Nóbel de Literatura (2007).
Oí hablar por primera vez de Doris Lesssing en 1976. Yo vivía en Málaga.
Doris Lesing tiene 87 años. Nació en octubre de 1919 en Kerman, hoy, Bajtaran (Irán). Sus padres eran ingleses. A los cinco años se trasladó con su familia a Rhodesia (hoy Zimbabue). Allí vivieron en una granja, de la que huyó en la adolescencia, abandonando los estudios para ganarse la vida con oficios diversos (niñera, telefonista). Desde los quince hasta los treinta años vivió en Rodesia del Sur. A los 19 años contrajo matrimonio y tuvo dos hijos. El matrimonio duró poco, porque harta de la vida colonial volvió a huir. «Tuve que partir porque no se puede sobrevivir a una vida que se odia sin volverse loca o alcohólica. Poco después se unió a Gottfried Lessing, con quien se casó y tuvo otro hijo.
Antes de cumplir los 30, Doris Lessing ya había conocido las secuelas de una guerra, el horror de otra, el 'appartheid', el amor, el desamor, el desgarro de tener que abandonar a sus hijos... Tanta experiencia acumulada tenía que salir a la superficie de alguna manera. Y esa manera fue la literatura. Cuando en 1949 llegó a Londres con su tercer hijo, llevaba un manuscrito en su maleta: el de Canta la hierba, novela sobre la vida en África que es un verdadero manifiesto contra el 'appartheid'.
Doris Lessing y el feminismo
Los críticos la consideraban una integrante más del grupo de los 'jóvenes airados', rebeldes.
El cuaderno dorado, publicado a principio de los sesenta, la convirtió, bien a su pesar, en un símbolo para las feministas. Obra que influyó de forma notable en la liberación de la mujer española en los años 70. Cuestión que ella aclara: “siento una indudable simpatía por las feministas, no pretendía sostener su causa al escribir estos libros. Las perspectivas ofrecidas por una gran parte de los movimientos feministas me parecen tremendamente reductivas. Gran parte del movimiento representa una estilización de lo que las mujeres han hecho siempre. Explica: Desde el origen de los tiempos, las mujeres, sentadas en la cocina, se quejaban de los hombres: «Ha dicho esto», «No ha dicho lo otro», «El otro día no tuvo sentimientos», etc. Una letanía que se repite a lo largo de la historia. Lo gracioso es que los movimientos para la liberación de la mujer han estilizado esto y se han erigido en institución. Las mujeres se reúnen para compartir entre ellas sus quejas acerca de los hombres. Se han constituido en grupos de recriminación...».
Algunos de sus libros
Canta la hierba (1950), Hijos de la violencia (1952), El cuaderno dorado (1962), Un hombre y dos mujeres (1963), Cuentos africanos (1964), La ciudad de las cuatro puertas (1968), Memorias de una superviviente (1974), La buena terrorista (1985), Diario de una buena vecina (1983), Si la vejez pudiera (1984), El quinto hijo (1988), Bajo mi piel (1994), Dentro de mí (1994), Un paseo por la sombra (1997), Un hombre y dos mujeres (1998), Mara y Dann (1999), Risa africana (2001), El viento se llevará nuestras palabras (2002), El sueño más dulce (2002), Historias de Londres (2003).
Su última obra
The Cleft (La hendidura) se publicará en español antes de final de año. Es una novela en la que reflexiona sobre la convivencia entre hombres y mujeres.
Sucede en un lugar junto al mar donde habitan los ancestros primigenios del hombre, una comunidad sólo de mujeres que conciben sin saber por qué, y que viven plácidamente. Cuando una de ellas da a luz a un primer varón, al quien consideran un monstruo por sus genitales, se plantean castrar a todos los varones que nazcan y abandonarles en una cima rocosa hasta que allí mueran. No sucede así poque las águilas los llevan a un valle donde les amamantan los ciervos.
Un buen día, una de las madres de un varón cruza el valle y descubre a los hombres. ¡No habían muerto! Después, ésta vuelve con otras mujeres y se asientan en el valle. Descubren que les resulta agradable convivir con ellos, aunque les consideran irresponsables con los hijos, desordenados, simples, faltos de previsión y ansiosos por explorar. De hecho, los hombres deciden embarcarse en una expedición; pero también vuelven mucho después, sin algunos de los que eran niños al partir. Finalmente, hombres y mujeres entienden lo mucho que se necesitan. Se abre, entonces, una nueva era.

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