14 oct 2007

El sexo de las palabras




Señorías y señoríos: El lenguaje no transforma la sociedad ni es el instrumento para un cambio social. El lenguaje es el reflejo de la mentalidad de la sociedad que lo usa y las palabras por sí solas y en sí mismas no significan nada porque son significante más significado (o valor). Miren ustedes, las palabras son como las monedas, que no siempre tienen el mismo valor.
Y es que, a lo largo de la historia de una lengua, las palabras sufren cambios en su significado; lo que hacen que se enriquezca, siempre y cuando los usos lingüísticos se compartan por una mayoría social. Para mentes rebuscadas, el uso del masculino genérico es una grave ofensa que excluye a una parte importante de la sociedad. Según esta minoría, habrá que decir: “miembra”, “elementa”, “jóvena”, “lídera”, “estudianta”, “representanta”, “jineta", carga pública”, “àrbitra”, edila, etc. Pero, por eso de la igualdad y que todavía queda por ahí algún varón, lo suyo sería hablar de: “periodisto”, “cronisto”, “guardio”, “astronauto”, “ciclisto”, “poeto”, “víctimo”, “taxisto”, “policío”, etc. ¡Pero es que con tanto sexo se han olvidado del género gramatical!
Señorías y señorios, quizás para aclarar la cuestión y decidir cómo se explica lo del sexo de las palabras en los colegios, sea necesario un pleno extraordinario del Parlamento de Andalucía, con punto único del orden del día para debatir el sexo de los ángeles, que diga de las palabras y de los palabros. ¡Desde luego, para justificar el sueldo, hay que matar moscas con las rabas!

1 comentario:

Umar dijo...

Muy buen comentario. Aquí en México tuvimos un presidente llamado Vicente Fox que popularizó ese modo de hablar de "mexicanos y mexicanas", de "ustedes y ustedas", con tal de hacer creer que durante su sexenio el género femenino dejaba de estar excluido. Sin embargo, en Ciudad Juárez, Chihuahua, una ciudad fronteriza con E.U., seguían apareciendo cadáveres de mujeres con rastros de violación y tortura.

Palabras, palabras. Qué feo es que en el mundo prive el adorno en el discurso y la vacuidad en la acción.

EspaÑol

EspaÑol
Con Ñ